viernes, marzo 07, 2008

Dolce far niente.



15 comentarios:

Artalexis dijo...

Jose veo que dominas el arte de la acuarela con gran destreza te felicito muy buenos tus trabajos..si queres podes visitar mi blog saludos....

Jose Antonio G. Villarrubia dijo...

Hola Alexis, gracias por tu visita y comentario, si, voy a visitar tu blog.

Sintagma in Blue dijo...

Me apunto!

besos

Jose Antonio G. Villarrubia dijo...

Hola Pura, pues nada, nos apuntamos...
Besos

Ogigia dijo...

Ah...cuánta cercaníaaaaaa

Jose Antonio G. Villarrubia dijo...

Es lo que veo desde la ventana de mi casa, esta foto fue un domingo sobre las once de una mañana en la que me sentia especialmente feliz.

Anónimo dijo...

Dicen los napolitanos que sobre su golfo vaga una melodía eterna que narra el nacimiento de la ciudad. Nápoles surge, según la leyenda, del amor de Parténope -una bella muchacha griega- por Cimone y del particular paraíso que los amantes encontraron en el lido de Megaride. En sus jardines, afirma el cuento, recogieron las más bellas flores, y sobre la arena, un abrazo sin fin marcó el triunfo del amor. De ese abrazo brotó un canto, el canto napolitano, que besó colinas, playas y valles, y que, aseguran, aún flota por el golfo encantado. Desgraciadamente, hoy en Nápoles el canto se pierde entre sus abigarradas y sucias calles, aplastado bajo la violencia que el crimen organizado y la Camorra han impuesto en la ciudad. Sin embargo, si uno se aleja apenas 60 kilómetros al sur de la bahía y se asoma al otro lado del promontorio que la separa de la de Salerno, la música reaparece y envuelve uno de los más glamurosos lugares europeos: la costa amalfitana, una sucesión de empinados pueblos blancos, plantados a la orilla de un mar azul intenso y al pie de un rocoso acantilado coloreado por el verde de los pinos. Por encima de todos, Ravello, una pequeña ciudad medieval, se asoma al agua desde sus extraordinarias villas y miradores. Y tal es la vista que contempla, que uno de ellos, quizá el más reputado, tiene por nombre Terraza del Infinito.

Ravello, como prácticamente el resto de los pueblos de esa costa, se ha salvado de la depredación inmobiliaria y de la vorágine del turismo en masa que acarrean los grandes turoperadores. Su tranquilidad sólo se ve alterada de vez en cuando por los pasajeros de algún crucero que pasan en manada por sus estrechas calles como una exhalación, y se pierden así el mayor encanto de la ciudad: EL PLACER DEL DOLCE FAR NIENTE.

M.

Jose Antonio G. Villarrubia dijo...

Hola M. gracias por tu visita y por tu comentario, es muy bonito.
Amalfi es un buen sitio para exiliarse.
Un saludo

Anónimo dijo...

Jose, quizá deberías decir jubilarse.
Gracias a M. por lo que ha escrito, me ha trasladado volando a un lugar que ni siquiera conozco pero al que ya desde ahora mismo me apetece ir. Que no se entere mucha gente...
DOLCE FAR NIENTE!
Un saludo. P.

Jose Antonio G. Villarrubia dijo...

Hola P, bueno... soy joven todavia.
Si, el post de M es muy bonito, casi tanto como las tinajas de la casa de Sorolla con luz en oblicuo.
Un saludo

Anónimo dijo...

Es que la luz...lo es todo, Jose, nos hipnotiza si se posa sobre pétalos de hortensia, sobre torsos, sobre un rostro, sobre un san isidoro...hasta sobre unas tinajas...y parece que todo gira alrededor de ella...aunque las sombras que la envuelven también nos atrapan, ¿no?
Un saludo. P.

Anónimo dijo...

Te admiro a ti, admiro tus pinturas...y admiro tu buen gusto.

Besos.

M

Jose Antonio G. Villarrubia dijo...

Gracias M, eres muy amable.

Jose Antonio G. Villarrubia dijo...

Pues si P, la luz es todo, pero por que hay sombra, tu ya sabes, todo es sombra recortada por perfiles de luz.

Anónimo dijo...

Lo sé
Y lo sabe también P.

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