Y la historia de los tiempos pasados representándose al vivo en mi mente, me recordó aquellos siglos antiguos en que veinte pueblos famosos existían en estos parajes: me figuré al Asirio en las riberas del Tigris: al Caldeo en las del Eufrates y al Persa reinando desde el Indo al Mediterráneo. Conté los reinos de Damasco, de Indumea, de Jerusalén, de Samaria, los estados belicosos de los Filisteos y las repúblicas comerciales de la Fenicia. Esta Siria, decía yo, hoy día casi despoblada, contaba entonces con cien ciudades poderosas. Sus campos estaban cubiertos de villas, lugares y aldeas . Por todas partes veíanse tierras cultivadas, caminos concurridos y habitantes diligentes. ¡Ah! ¿dónde están esas épocas de abundancia y de vida? ¿Cuál es la suerte de esas brillantes creaciones de la mano del hombre? ¿Dónde existen aquellos baluartes de Nínive, aquellos muros de Babilonia, aquellos palacios de Persépolis, aquellos templos de Balbek y de Jerusalén? ¿Dónde están las flotas de Tiro, los astilleros de Arad, los talleres de Sidón y aquella multitud de marineros, de pilotos, de mercaderes y soldados? Y aquellos labradores, y aquellas cosechas, y aquellos rebaños, y toda aquella creación inmensa de seres animados, de que se envanecía la superficie de la tierra, ¿dónde están?... ¡Ah! ¡Yo he recorrido esta tierra devastada!... Yo he visitado los lugares que fueron el teatro de tantas grandezas y sólo he visto en ellos desolación y soledad... He buscado los antiguos pueblos y sus obras magníficas y sólo he visto rastros parecidos a los que deja el pie del caminante sobre el polvo movedizo: los templos cayeron, los palacios se desmoronaron, los puertos desaparecieron los pueblos no existen, y la tierra, desnuda de habitantes, no es más que un espacio desolado cubierto de sepulcros... ¡Gran Dios! ¿De dónde vienen tan funestos trastornos? ¿Por qué causas se ha mudado tanto la suerte de estas regiones? ¿Por qué han desaparecido tantas ciudades? ¿Por qué no se ha reproducido y conservado su antigua e inmensa población?
Constantino Francisco Chassebeuf, Conde de Volney, fagmento de Las Ruinas de Palmira
8 comentarios:
¡¡¡¡Me encantaaaaaa!!!! la desolación se convierte en misterio y magia
La razón a veces es más destructora que el viento, los golpes de mar, la naturaleza expresándose.
Me mantengo este domingo en el sueño lejano de tu pintura...
Hola José.
En esta obra se denota el disfrute de la melancolía expresiva, explosiva y candente que posees.
AMBAR
Hola Maria Antonia, gracias, me alegra que te guste.
Un beso
Mytiu, muchas gracias
Ambar, muchas gracias.
Un beso.
He querido ver de cerca Palmira...
Cómo me ha gustado, por dios
La música de Savina le va como anillo al dedo.
Un abrazo...cada vez más cercano
P.
Hola P, gracias, me alegra que te guste, si has mirado de cerca te habrás dado cuenta que hay cosas diferentes con respecto a otros dibujos, todas estas pruebas son muy valiosas, se pueden aplicar por ejemplo a la acuarela, sé que es la tecnica que más usas, es un universo inagotable.
Ya queda muy poco, un beso.
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