Pastel sobre papel Hahnemühle color oro viejo, 72x43
jueves, julio 31, 2008
jueves, julio 24, 2008
Santorini II
Pastel y lapiz de color, 50x70
"Hay una isla en Grecia, cerca del mar, que fue un volcán hace ya tanto que el mundo ya nunca lo recuerda. Sus casas son todas de color blanco y las ventanas y cúpulas que las adornan están vestidas de un azul tan hermoso, tan limpio y tan perfecto, que intenta perderse a medio camino entre el cielo y un mar tranquilo y apacible cuyas olas lamen los acantilados hasta los los que caen las casas. El suelo de pizarra de sus calles resuena, solitario, bajo mis sandalias."
Samsara, fragmento recopilado de su web http://www.lume.org/weblog/
"Hay una isla en Grecia, cerca del mar, que fue un volcán hace ya tanto que el mundo ya nunca lo recuerda. Sus casas son todas de color blanco y las ventanas y cúpulas que las adornan están vestidas de un azul tan hermoso, tan limpio y tan perfecto, que intenta perderse a medio camino entre el cielo y un mar tranquilo y apacible cuyas olas lamen los acantilados hasta los los que caen las casas. El suelo de pizarra de sus calles resuena, solitario, bajo mis sandalias."
Samsara, fragmento recopilado de su web http://www.lume.org/weblog/
Etiquetas:
Arquitecturas,
Ciudades,
Dibujo
miércoles, julio 23, 2008
viernes, julio 11, 2008
miércoles, julio 09, 2008
martes, julio 01, 2008
Junio
Aquí, bajo el celeste rocío, florece un día tras otro el narciso de hermosos
racimos, antigua corona de las dos grandes diosas, y el azafrán de resplandores de
oro. Y las fuentes que no descansan, las que reparten las aguas del Céfiro, no se
consumen, antes bien, cada día sin dejar uno, corren fertilizando con rapidez en
inmaculada corriente por los llanos de esta espaciosa tierra. Y no la detestan los
coros de las Musas ni Afrodita la de las riendas de oro.
Existe un árbol cual yo no tengo oído que haya brotado nunca en la tierra
de Asia ni en la gran isla dórica de Pélope, árbol indomable que crece espontáneamente,
terror de las lanzas enemigas, que abunda en esta región por doquier: el
glauco olivo que alienta a nuestros hijos. Ni un joven, ni quien se encuentra en la
vejez, podría destruirlo aniquilándolo con violencia. Pues el ojo vigilante de Zeus,
protector de los olivos, lo observa siempre así como Atenea, la de brillante mirada.
Sófocles, fragmento de Edipo en Colono
racimos, antigua corona de las dos grandes diosas, y el azafrán de resplandores de
oro. Y las fuentes que no descansan, las que reparten las aguas del Céfiro, no se
consumen, antes bien, cada día sin dejar uno, corren fertilizando con rapidez en
inmaculada corriente por los llanos de esta espaciosa tierra. Y no la detestan los
coros de las Musas ni Afrodita la de las riendas de oro.
Existe un árbol cual yo no tengo oído que haya brotado nunca en la tierra
de Asia ni en la gran isla dórica de Pélope, árbol indomable que crece espontáneamente,
terror de las lanzas enemigas, que abunda en esta región por doquier: el
glauco olivo que alienta a nuestros hijos. Ni un joven, ni quien se encuentra en la
vejez, podría destruirlo aniquilándolo con violencia. Pues el ojo vigilante de Zeus,
protector de los olivos, lo observa siempre así como Atenea, la de brillante mirada.
Sófocles, fragmento de Edipo en Colono
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