jueves, febrero 24, 2011
viernes, febrero 18, 2011
Euterpe
Dibujo, grafito y carbón, 60x50
Comencemos nuestro canto por las Musas Heliconíadas, que habitan la montaña grande divina del helicón. Con sus pies delicados danzan en torno a una fuente de violáceos reflejos y al altar del muy poderoso Cronión. Después del lavar su piel suave en las aguas del perneso, en la fuente del Caballo, o en el divino olmeo, sorman bellos y deliciosos coros en la cumbre del helicón y se cimbrean vivamente sobre sus pies. Partiendo de allí, envueltas en densa niebla marchan al abrigo de la noche, lanzando al viento su maravillosa voz, con himnos a Zeus portador de la égida, a la augusta Hera argiva calzada con doradas sandalias, a la hija de Zeus, portador de la égida, Atenea de ojos glaucos, a febo Apolo y a la asaeteadora Ártemis, a Posidón que abarca y sacude la tierra, a la venerable Temis, a Afrodita de ojos vivos, [a Hebe de áurea corona, a la bella Dione, a Eos, al alto Helios y a la brillante Selene,] a Leto, a Jápeto, a Cronos de retorcida mente, a Gea, al espacioso Océano, a la negra Noche y a la restante estirpe sagrada de sempiternos Inmortales.
Hesíodo, Teogonía, 1-103 (Fragmento)
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