
Acuarela, 20x20 cada una.
“El Palazzo de Donna Anna es, para muchos, el palacio de las sirenas. Tenía un doble acceso, se podía entrar en él por tierra y por agua. El embarcadero interior, el patio al que se llegaba en barca, se convirtió para la imaginación popular en la sala de las sirenas. Eran muchos los que decían haberlas oído cantar, aunque nadie las había visto. Yo sí las ví, o eso me pareció.”