sábado, junio 25, 2011

Sagrario Benayas en ABC. En el jardin del Cigarral


FLEURS:
EN EL JARDÍN DEL CIGARRAL
Por Sagrario Benayas

Hay en tierras muy lejanas / un palacio misterioso, / con millares de ventanas / y unas flores tan galanas, / que hasta el sol está envidioso / cuando surge en las mañanas. / Y aseguran quienes fueron / a tan plácidas regiones, / que no vieron / más espléndidas mansiones, / ni más célicos jardines / de claveles, de rosales, de azucenas y jazmines.

Amanece la primavera en el cigarral. La dulce luz de la aurora arranca la materia de las flores y las transforma en pensamientos. Mientras, Toledo se despierta…
El próximo día uno de julio, se inaugura, en la toledana galería de arte Ar+51 de Antonia Sánchez Balmaseda, una exposición de acuarelas del pintor José Antonio G. Villarrubia con el nombre de Fleurs. La muestra consta de cuarenta obras. Como el título indica, el creador ha plasmado las más bellas flores de la primavera en los cigarrales toledanos, y las ha colocado con esmero en cada pintura. En este jardín crecen todas las flores imaginadas: hortensias, calas, rosas, margaritas, lirios, lilas, azucenas… El artista, con una pincelada suelta y fluida, plasma en su obra con certero acierto la esencia estética del mundo vegetal. La técnica ayuda a desprender de su materialidad a las figuras, y, de esta forma, las hace eternas. Estas flores nunca se marchitarán, porque su belleza se ha hecho idea. Pero, les invito a dar un paseo por el jardín de G. Villarrubia. ¿Ven? En un rincón sombreado y húmedo, donde habita la melancolía de las piedras que verdecieron por el musgo del todopoderoso invierno, sobre tierra acolchada, asoman las hortensias coronadas con lágrimas de rocío cuando despiden la noche (serie: Hortensias). Dejadme las hortensias vestidas de pupilas, con traje de mirada, / esa campana vegetal que ya no suena y llora un zumo epílogo […]. Más allá, las rosas esperan la llegada del jardinero para adornar, en un jarrón cristalino, la alcoba de la enamorada (cuadros correspondientes a la serie Rosas, Rosa Damascena, Rosa de Té y Rosal). ¿Cómo vive esa rosa que has prendido / junto a tu corazón? / Nunca hasta ahora contemplé en la tierra el volcán sobre la flor. Junto a las rosas, en el búcaro, sobresalen los nardos, Eva y Adán en un edén armónico. En el paraíso del cigarral nacieron y, ahora, como sahumerio de flores, aromatizan el tálamo (cuadro: Nardos). Tus manos son dos nardos que mi boca / ensortija de besos. En tus manos, / transformose el manojo de mis penas / en manojos de cantos. […]. Deja verlas, Amada. Que mis besos / endulcen el dolor de su cansancio / y déjame anunciarte que el mañana / es una blanca redención de nardos. Las calas miran nerviosas al cielo, bañadas por un sol albo recién nacido, que balbucea, y vibran en giros de baile; frívolas, se han olvidado de que nacieron en un huerto monacal. La luz de Selene cinceló las copas de las calas, de plata lunar en la noche, y, ahora, quizás, el astro rey las transforme en áureos vasos (cuadro: Calas). Y una luz irreal, que parece venir de la Trascendencia, viste las inmaculadas azucenas, que sueñan con el más elevado destino: ornarán el trono de la custodia en el día del Corpus Christi (cuadros: Azucenas y Dúo). La gota de rocío que en el cáliz duerme de la blanquísima azucena, / es el palacio de cristal en donde / vive el genio feliz de la pureza. Levantan orgullosos sus penachos lirios blancos y cárdenos, sabiéndose símbolo regio, borbónico, faz bordada en emblemas de caballeros y sábanas de damas. […] hay un lirio solitario / de color extraordinario / de tan bello como es. / Su corola tan brillante / como el más puro diamante / del Brasil / no temía los rigores / del invierno, y sus olores / derramábanse en enero y en abril (cuadros: Lirio blanco, Lirio morado y Lirios). La mala estrella persigue a las adelfas. Alguien, en otro tiempo, esparció la semilla de la infamia. Ellas, al paso de la brisa, niegan con la cabeza que su aroma mude la gracia de las naricillas de las jóvenes curiosas, y, como fruto de un mal de ojo, las transforme en el apéndice de Cyrano de Bergerac (cuadro: Adelfas). No me esperes / –te dije– / junto a la adelfa, / que la adelfa es amarga / y eres doncella. Se mecen las lilas borrachas de agua de mayo, doblegan las ramas de un árbol cuajado de racimos florales, zarcillos de amatistas repujados por un orfebre divino (Lilas I, II y III). Con lilas llenas de agua, / le golpee las espaldas, / y toda su carne blanca / se enjoyó de gotas claras. Un rito sacrificial pone fin a la existencia de las dalias; sobre alguna tumba del camposanto, a los pies del crucificado, yacerán honrando la memoria de los muertos. Tómame ahora que aún es temprano / y que llevo dalias nuevas en la mano. / Tómame que aún es sombría / esta taciturna cabellera mía. / Ahora que tengo la carne olorosa / y los ojos limpios y la piel de rosa. / Ahora que calza mi planta ligera / la sandalia viva de la primavera. Y, como el jardín tiene algo de magia, allí nace la mimosa, minúsculos botones de sol, heraldo de la resurrección de la flora (cuadro: Mimosa). Al fondo, salpican el camino los árboles vestidos, de nuevo, de nieve de azúcar (cuadro: Almendro). Bajo ese almendro florido, / todo cargado de flor / –recordé–, yo he maldecido / mi juventud sin amor. Avanzada la primavera, un manto carmesí cubrirá los campos del cigarral (cuadro: Amapolas). […] en el paisaje inmenso, en el aire fragante, / divinamente mudo, me tenderás, amante, / tus rojos labios como una roja amapola. Las luminosas margaritas, víctimas de una gran duda, aguardan que sus guedejas alfombren la arena del jardín, mientras, ella, satisfecha, con el último mechón, exclame loca de gozo: ¡Sí, me quiere! (cuadro: Margaritas). Y en una tarde triste de los más dulces días, / la Muerte, la celosa, por ver si me querías, / ¡como a una margarita de amor te deshojó!

Tornó la primavera, / brotó la flor primera / de nácar y coral, / y en busca de las flores / tornaron los cantores / de lenguas de cristal.

José Antonio G. Villarrubia (Toledo, 3 de agosto de 1965) fue alumno de la Escuela de Artes y Oficios de Toledo, donde cursó estudios de diseño gráfico. Es alumno del pintor Pedro Cano, residente en Roma y Murcia. Ha sido seleccionado, dentro de muestras colectivas, en los certámenes de acuarela Villa de Caudete (Albacete), en 2009; Ciudad de Ceuta; Benalmádena (Málaga) y Puig Rodá (Vinarós, Castellón), en 2010. Participó en las siguientes exposiciones durante 2008: colectiva, Academia de Bellas Artes Santa Cecilia (El Puerto de Santa María, Cádiz); colectiva, Galería Bernesga (León); colectiva, Castillo Pitamiglio (Montevideo, Uruguay); colectiva, Arte Club (Montevideo, Uruguay); colectiva, Palacio de Benacazón (Toledo) y, colectiva, Galería Adarve (Toledo); en 2009, colectiva, Bienal de Acuarela Villa de Caudete (Albacete). Ha colgado su obra en la sala de exposiciones del Sitio Histórico de Melque (San Martín de Montalbán, Toledo) y en El Antojo (Toledo), en 2009. Durante el pasado mes de mayo, participó de una exposición colectiva, en Ordizia (Guipúzcoa).

Nota: Los textos en cursiva pertenecen a Rimas, de G. A. Bécquer (1836-1870); El Lirio, de L. Hernández Alfonso (1901-1979); Balada de la adelfa, de A. Murciano (1929); Margarita, de R. Darío (1867-1916); La hora, de J. de Ibarbourou (1892-1979); Con lilas llenas de agua, de Juan Ramón Jiménez (1881-1959); La primavera besaba, de A. Machado (1875-1939); Sé buena, es el secreto, de M. Machado (1874-1947); Poema de tus manos, de J. Orta Ruiz (1922) y Cinco poemas para abdicar, de B. Andreu (1959).


Articulo publicado en suplemento cultural ABC Castilla la Mancha, 25/06/2011


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